Cuando surge un conflicto entre una empresa y sus trabajadores, lo último que se desea es llegar a un juicio largo y costoso. Ahí es donde entra el acto de conciliación laboral. En este artículo te explicamos en qué consiste este proceso, cuándo es necesario y cuáles son sus beneficios para evitar el desgaste de un juicio. Si eres empresario o director de recursos humanos de una empresa, entender este proceso te puede ahorrar tiempo, dinero y muchos dolores de cabeza.
¿En qué consiste el acto de conciliación laboral?
El acto de conciliación laboral es un procedimiento previo y obligatorio que se realiza antes de acudir a los tribunales en conflictos laborales. Su objetivo es intentar llegar a un acuerdo entre el trabajador y la empresa sin necesidad de recurrir a un juicio, lo que supone una solución más rápida, económica y menos desgastante para ambas partes.
¿Cuándo se debe realizar el acto de conciliación laboral?
El acto de conciliación laboral es necesario cuando existe un conflicto entre el trabajador y la empresa, ya sea por despidos, reclamaciones de salarios, modificación de condiciones laborales, entre otros aspectos relacionados con la relación laboral. Antes de que cualquier trabajador pueda presentar una demanda ante el Juzgado de lo Social, deberá someterse a este procedimiento, que está regulado por el Estatuto de los Trabajadores.
Fases del acto de conciliación laboral
El proceso de conciliación laboral suele desarrollarse en varias etapas, que detallamos a continuación:
Presentación de la papeleta de conciliación
El primer paso para iniciar un acto de conciliación laboral es que la parte reclamante, generalmente el trabajador, presente la llamada «papeleta de conciliación» en el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC) de su comunidad autónoma. En este documento se especifican los hechos y las pretensiones que se desean resolver.
Convocatoria a las partes
Una vez presentada la papeleta, el SMAC citará tanto al trabajador como a la empresa para que asistan al acto de conciliación laboral, que se suele llevar a cabo en un plazo de 15 días desde la presentación.
Celebración del acto de conciliación laboral
Durante el acto, las partes tienen la oportunidad de negociar. Aquí, se intentará alcanzar un acuerdo que resuelva el conflicto de manera amistosa. Si ambas partes logran llegar a un entendimiento, se firmará un acuerdo que tiene validez legal, evitando así el paso al juzgado.
Sin avenencia o avenencia
El resultado del acto de conciliación laboral puede ser de dos tipos:
- Con avenencia: Cuando se llega a un acuerdo. Este acuerdo tiene el mismo valor que una sentencia judicial, por lo que ambas partes están obligadas a cumplirlo.
- Sin avenencia: Si no se logra un acuerdo, el trabajador queda en libertad de presentar una demanda ante el Juzgado de lo Social.
¿Por qué es importante el acto de conciliación laboral?
El acto de conciliación laboral es fundamental porque permite resolver los conflictos laborales de manera más ágil y económica. Ir directamente a un juicio puede suponer un desgaste emocional, económico y de tiempo para ambas partes, mientras que una conciliación exitosa evita estos inconvenientes.
Además, en caso de llegar a un acuerdo, las soluciones se logran mucho más rápido que en un proceso judicial. Incluso si no se llega a un acuerdo, este trámite es imprescindible para poder avanzar con una demanda, ya que el certificado de «sin avenencia» es un requisito para iniciar el proceso judicial.
Consecuencias del acto de conciliación laboral
Si durante el acto de conciliación laboral se llega a un acuerdo, se firma un acta que tiene carácter de sentencia firme. Esto significa que ambas partes están obligadas a cumplir lo acordado. En caso de incumplimiento, se puede solicitar la ejecución de lo pactado a través de un tribunal.
Por otro lado, si no hay acuerdo (sin avenencia), el trabajador puede presentar su demanda ante el Juzgado de lo Social en un plazo determinado, dependiendo del tipo de reclamación.
Evita riesgos con una buena planificación
El acto de conciliación laboral es una herramienta esencial para resolver conflictos laborales de manera rápida y eficiente. No solo ayuda a evitar los costes y la tensión de un juicio, sino que también permite a las empresas y trabajadores encontrar soluciones justas de mutuo acuerdo.
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